lunes, 31 de agosto de 2015

Mad Max se humaniza: Aprender a reconocer al humano a mi lado por Peter Felsmann, Facilitador de Seminarios Insight Iberoamérica


Hace poco estuve en una conferencia con colegas de Insight y tuve una toma de consciencia que ha mejorado la calidad de mi vida de forma notoria. A continuación les cuento de qué se trata.
Después de tomar el Seminario Insight a los 16 años en 1986, me he enfocado en aprender a aplicar las enseñanzas que Insight da,  convirtiéndome en facilitador para Insight Niños, Adolescentes y Adultos y haciendo lo mejor para cada día ser más amoroso, tener más paz y en especial aprender a mantener Compasión por mí y por mi prójimo. 
Y a pesar de haber avanzado mucho en éste tema, como por ejemplo aceptar a mis padres tal cual son y eran, y a pesar que en general respondo a las ofensas con neutralidad y re-dirección y considerando que soy afectuoso con la gente que quiero, existía aún un área de mi vida en la que todo esfuerzo por Paz, Compasión y Amor al prójimo fracasaba, y fracasaba con todo el estruendo de un demente, gritando en su coche, tocando bocina al son de las palabrotas que brotan de su boca.
Por supuesto me refiero a manejar en el tráfico de la Ciudad de México. 
Empecé a odiar el tráfico en mi ciudad natal, Caracas y fue allí donde refiné mi técnica de manejo. La técnica conocida como “No Dejar Que Me Jodan”.
Tal vez la conoces…
La manera que aprendí a manejar haría que Mad Max sienta vergüenza ajena.
En la conferencia que asistí, justamente tomé un taller cuyo foco era aprender a ver la vida con los ojos del Corazón.
Y gracias a lo que concienticé en ése taller,  decidí “Ver con los Ojos del Corazón” cuando estoy al volante.
Es algo muy sencillo, sin embargo siento es el área adonde he estado fuera de integridad. El enojarme tanto con los conductores que juzgo como desconsiderados, ha sido a principal parte de mi vida adonde no había sabido mantener mi centro amoroso y compasivo con mis hermanos y hermanas.
A través de los ejercicios simples del taller, reconocí que tenía la oportunidad de llevar más Paz a los momentos que estoy manejando en el tráfico de mí querida Ciudad de México.
El método es simple—
(Lo comparto contigo para que si quieres, lo utilices).
Escribí en un papelito adherente  Post-It: “Ve a todos con los Ojos del Corazón” y lo pegué en el tablero de mi coche, al lado del volante.
¡Y ha sido increíble la transformación!
Para empezar, reacciono menos. MUCHO menos.
Y de vez en cuando, cuando alguien hace algo que considero particularmente descuidado, grosero o estúpido (perdón, quise decir “inconsciente”), entro en una reacción que dura medio segundo y de inmediato recuerdo “Ver a todos con los Ojos del Corazón”, e instantáneamente suelto lo ofendido y enojado que me encuentro, le envío “buenas vibras” al otro chofer y regreso a mi centro amoroso.
Entonces, si te sirve de algo mi aprendizaje, éstos son los pasos que yo sigo para poder reconocer a lo sagrado en medio de los desafíos cotidianos:
1)    Piensa en la situación donde con mayor facilidad olvidas tu parte pacífica y bondadosa (o la de otros). En mi caso, que alguien maneje mal, descortés o haciendo tonterías
2)    Decide si prefieres a)         seguir teniendo la razón (por ejemplo: “¡No es posible que en ésta ciudad la gente sea tan IDIOTA!”)
O decide si eliges b) si estás comprometido en ver a persona que te cruzas con “los Ojos del Corazón”.
3)    Finalmente, toma la determinación que cada vez que experimentes ira, juicio o impaciencia,  en automático “se active” la compasión (en mi caso, decidí que cada vez que sintiese enojo y juicio en el tránsito de la ciudad, instantáneamente yo me diría la frase: “Ve a todos con los Ojos del Corazón”, y luego enviar buenas vibras al otro automóvil y su chofer.
Estoy encantado con los resultados. Mis días se han tornado más placenteros y puedo ser un alguien que mejora la calidad de todos en mi ciudad. Mi estrés ha prácticamente desaparecido cuando estoy al volante.

Mad Max se ha vuelto “Driving Miss Daisy”


Espero que te sirva de algo mi aprendizaje. Ahora me toca aplicarlo a la otra área adonde tiendo a olvidar que frente a mí hay un humano, digno de mi compasión: ¡LOS BURÓCRATAS!

lunes, 17 de agosto de 2015

¿Buenas Intenciones o Buenas Acciones? por Marco Mejía, Seminarios Insight Mexico


Esta semana en particular me ronda mucho una frase que escuche hace mucho tiempo y que creo que haría muy diferentes las cosas en nuestro mundo: “El mundo está lleno de buenas intenciones, pero de pocas buenas acciones”.

Creo que todos los días sobran los momentos en los que podemos hacer algo bueno por alguien: desde abrirle la puerta, cederle el paso en el tráfico, o recoger basura que nos encontremos en la calle; hasta permitirnos ir más allá, como dejar una propina grande cuando el servicio lo merece, o invitarle el café a la persona de atrás en la fila. Todos tenemos la enorme capacidad de cambiarle el día a alguien, de recordarles que vivimos rodeados de personas compasivas, comprometidas y deseosas de crear un mejor mundo. ¿Cuántas veces has tenido esa oportunidad en tus manos?

Lamentablemente, en muchas ocasiones, por desidia, pereza o egoísmo no hacemos nada. Simplemente observamos en el mejor de los casos, esperando que alguien más haga un cambio. Vivimos en un mundo en el que la responsabilidad se pulveriza, y cuando tenemos la oportunidad de hacer algo bueno por otros y no lo hacemos, pensamos: “alguien más los puede ayudar”. Y sé que tu justificación es completamente válida: llevas prisa, no hay tiempo, vas tarde o te están esperando; o tal vez crees que nadie te ha ayudado a ti y no tienes ninguna obligación con nadie más.

Lo que pocas veces nos detenemos a analizar es que si todos pensáramos de esa manera, nada ocurriría. Día a día nos vamos endureciendo como sociedad y nos tocamos menos el corazón para apoyar a otros.

No tenemos que ser héroes de la sociedad, ni aparentar nada. Somos millones de personas en el mundo en nuestros respectivos países. Somos individuos con sueños particulares. ¿Qué ocurriría si cada día, sin importar en donde, todos ayudáramos a alguien más? Y no hablo de cosas gigantescas, sino de pequeños actos, como el sencillo hecho de permitirle el paso a otro en la calle o ceder un asiento en el transporte público. No necesita ser importante para nadie más que para la persona que recibe el regalo. Y sin embargo, eso nos conecta, nos hace más humanos, más conscientes de que no estamos solos, nos convierte más en “uno”. ¿Te imaginas la cantidad de milagros que ocurrirían todos los días? Millones de favores ocurriendo cada instante. ¿Cuánto cambiaría tu vida si hiciéramos esto? ¿Cómo cambiaría tú vida? Lo más increíble es que el regalo no es sólo para la persona que lo recibe, sino también para aquella que lo da.

Así que te invito a estar alerta, a buscar cualquier pretexto para regalarle una sonrisa a alguien, a ser más consciente  de nuestro entorno, de nuestra sociedad. Te invito a que no sólo tengas buenas intenciones, ¡ten buenas acciones!

miércoles, 5 de agosto de 2015

El crecimiento personal ( Extracto) por Rainner López, Seminarios Insight Venezuela

En algunas ocasiones cuando alguien escucha a otra persona charlar sobre el Crecimiento o Desarrollo personal, surgen comentarios,  que pueden  llegar a ser un tanto despectivos, sean sobre este tema o sobre la persona en cuestión. En el común denominador los individuos suelen pensar que este tipo de seminarios, talleres o cursos, están diseñados para aquellos que tienen o están pasando por alguna situación desafiante, entendiendo un desafío como algo “malo”: un divorcio, pérdida de un ser querido, ruptura de pareja, maltrato, tristeza, etc.
            En efecto, los seminarios de crecimiento o desarrollo  personal, están concebidos bajo diversas corrientes humanísticas, podemos resaltar que algunos estudiosos del comportamiento del hombre, como: Kurt Goldstein, Abraham Maslow y Russell Bishop; desarrollaron líneas de pensamiento, investigaciones y teorías, que responden, al porqué de esta búsqueda, tomando en cuenta que la  mayoría de estos entrenamientos, los cuales datan de hace más de 40 años, tienen la intención de crear experiencias significativas, donde la persona viva la suya y aprendan de ella,  buscando de alguna manera el alcance de sus resultados.  
            Algunos ejemplos incluyen a Kurt Goldstein, (1878-1965) quien introduce el término  Autorrealización como proceso orgánico y unitario: “El motivo principal de la vida humana es la  autorrealización, como dirección del desorden al orden”. 

De la misma forma Abraham Maslow (1908-1970), afirmaba que en los seres humanos hay una tendencia innata a sacar el mayor partido posible de sus propios talentos y potencialidades, tendencia que él denominó autorrealización.
            A partir de la década de 1970, algunos estudiosos, investigadores y  emprendedores, se dedicaron a desarrollar  seminarios, cursos o talleres, que respondían a la necesidad de autorrealización, además de apoyarlos en la toma de conciencia y crear experiencias significativas, que enriquecieran, el proceso humano. Russell Bishop, (1940-actualidad) educador, conferencista, empresario, motivador y asesor empresarial, Co-Fundador de Seminarios Insight, manifiesta que hay muchas personas que se conforman con la vida que tienen y poco se ocupan de crear la que realmente quieren. Él mismo explica que, para 1978, la mayoría de los seminarios que se hacían, eran mentales, es decir trabajaban en que las personas entendieran cómo vivir su vida, como una serie de pasos estructurados, dejando a un lado la verdadera esencia del “ser”,  además de comportarse un poco confrontantes en el trato para con los participantes. Bishop consideró  que estos seminarios se podían hacer de una forma más gentil, creando así junto John Roger, una experiencia que apoyara a las personas a descubrir cómo podían ser más lo que realmente son.

            Mucha gente se pregunta ¿Por qué necesito un seminario de crecimiento personal para ser más quien realmente soy? Russell Bishop explica que muchos de nosotros hemos aprendido diversos comportamientos a lo largo de los años, diferentes formas de ser, que se supone que son socialmente aceptables, como por ejemplo: cómo debo ser, cómo debo comportarme y por debajo de eso he descubierto que muchas personas, están conformándose con vivir la vida, en vez de crear la vida que realmente quieren. Así que el crecimiento personal se trata de cómo crear la vida que realmente prefieres, en vez de la vida con la que quizás te has conformado. Esta tendencia en particular hace mayor énfasis en las experiencias.
En particular, una visión que es interesante compartir es la de Seminarios Insight, que señala, según uno de sus  fundadores John Roger (J-R): “Insight está aquí para transformar al planeta desde el amor, de manera que la mayor transformación del planeta hacia el amor ocurra”.  Por otro, lado en su misión, comparten que en sus seminarios las personas están invitadas a “Vivir la experiencia” y “Experimentar su participación”.  Al pensar en esa misión o esas frases compartidas en el texto, algunas personas podrían considerar  que vivir en amor y crear experiencias positivas, es beneficioso y autorrealizable.   
            En síntesis, estos seminarios o tipos de actividades, están diseñados para todo aquel que desee ampliar sus vivencias o trabajar en las que ha acumulado hasta ahora, sin que ello implique tener un “problema”.  De la misma forma en que  un seminario se nutre de diversas corrientes, Maslow consideraba una tercera fuerza para apoyar al individuo a su autorrealización, refiriéndose a una Psicología del Ser versus la Psicología del Tener. A este mismo grupo pertenecen La psicología Organísmica (Goldstein), la Terapia Racional Emotiva (Ellis), la logoterapia (Frankl), la Psicoterapia Centrada en el Cliente (Rogers), y la Psicoterapia Gestalt (Perls). Finalmente, una interrogante a considerar  ¿Es verdad que se puede ser aún más feliz y que los aprendizajes no acaban? Según la respuesta que cada quien encuentre para esta pregunta, entonces quizás valga la pena intentar participar en una actividad como ésta, respondiendo a esa necesidad de autorrealización, alcanzando así ese estado del ser.

Si cambias la forma en que miras las cosas,

las cosas a las que miras cambian.