El amor
verdaderamente mueve al mundo y el mundo lo ha olvidado…
Es curioso, como todo,
absolutamente todo lo que hacemos en la vida, lo hacemos por amor y es más
curioso aún, cómo tantas veces ni somos conscientes de esto.
Si piensas por un momento, en la
razón que te impulsa a levantarte cada mañana y esforzarte por lograr tus
resultados, después de muchas razones aparentes que puedas darte a ti mismo -
como por ejemplo “porque debo cumplir con mi trabajo” o “para pagar las
cuentas”-, si miras un poco más profundo, te podrás dar cuenta que esa magnífica
razón de fondo es el amor.
Si aún no te convence esta
declaración, permíteme hacerte esta pregunta, ¿Por qué tienes que ir a
trabajar? Y quien sabe, puede ser por muchas razones, pero de seguro una de estas
es porque quieres bienestar y abundancia para ti y para la gente que amas, tus
hijos, tus padres, las personas en tu vida. En esta línea también va el pago de
tus cuentas, probablemente quieras estar bien, sin problemas, tener tus cosas,
vivir tranquilo, darte un gusto, proveer a tu familia con una buena calidad de
vida ¿No será que esto también lo haces por amor?.
¿Has observado a los bebes y a los
niños pequeños? Ellos verdaderamente hacen todo por amor, a sí mismos
principalmente y luego de estar satisfechos van hacia afuera a compartir con otros;
se mueven por la vida con absoluta autenticidad, en contacto con su esencia,
con eso que algunos llamamos “el corazón”. Pasa luego que el mundo, en su
inconsciencia, al no recordar que todos somos amor, nos empieza a enseñar otras
formas de manifestarnos en él y surgen comportamientos que nos brindan una
supuesta seguridad y protección, justamente para participar a salvo en el mundo
(competitividad, hermetismo, defensividad, intolerancia, etc.) y aunque no lo
parezca, esto lo hacemos también por amor.
Para volver a nuestra
manifestación más auténtica es necesario mirar hacia adentro y empezar a crear internamente
aquello que queremos experimentar. Si quiero un entorno más afectivo, empezaré
entonces por crear un ambiente interno más afectivo, yo conmigo, desde los
mensajes que me doy, hasta el cuidado y tiempo que me dedico en las cosas más
básicas de mi día a día. Si quiero ser escuchada, empezaré entonces por
escucharme a mí misma y escuchar a otros. Es más sencillo de lo que parece, si
quieres un abrazo, da un abrazo. Nuestra manifestación más auténtica es el
amor. Si tienes niños cerca apóyate en ellos para reaprender, son excelentes
maestros del amor, dan de aquello que tienen consigo; apóyalos también siendo
más como ellos, déjalos que te vean ser Tú, de esta forma se mantendrán
presentes con esa manifestación natural y no habrá sistema que los atrape o
confunda, porque ellos sabrán quiénes son.
El mundo no recuerda que el amor
lo mueve porque ha sido cubierto por siglos de guerras, injusticias,
sacrificios; pero si le damos al mundo más de aquello que hoy no logra reconocer,
podremos volverlo también a su propia esencia. Y recuerda esto, mientras más
dones pongas en el mundo, más dones compartirá del mundo contigo. El mundo
empieza en cada ser humano, desde sí mismo, desde casa, desde el corazón.
Yo tengo una creencia, puede que
no siempre seamos conscientes de las bendiciones manifiestas, aun así, las
bendiciones ya existen!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario